Sierra Nevada, Andalucía, 2011
Otra de esas rutas deseadas que se ha resistido año tras año. Había oído hablar de lo bello del otoño en la famosa “Vereda de la Estrella“, en Sierra Nevada. Por fin, en el otoño de 2011 se alinearon los astros para que se dieran las circunstancias propicias que nos permitieron abordar el camino de la Estrella. Además con la mejor de las compañías, mis amigos de caminata montañera de siempre: Dani y Carles.
A las ocho de la mañana he quedado con ambos en Granada, en el parking del Kinépolis, yo salgo desde Linares, ellos desde Alcoi. En el centro comercial dejamos su coche y nos subimos en el pequeño Suzuki que nos acerca hasta el Barranco de San Juan, vía Güejar-Sierra y Estación de Maitena. Ya solo el camino -un antiguo trazado de tranvía- para llegar hasta aquí, ha valido la pena. Bonito, muy bonito.

Caminamos. Cruzamos el río Genil por un pequeño puente y enfilamos la Vereda de la Estrella. He de reconocer que en un principio la senda me decepciona, esperaba más vegetación, más bosque de caducifolios. Sin embargo en algunos tramos la senda sí cumple las expectativas, pues la vegetación se cierra y castaños, quejigos, cornicabras, robles, arces pintan de otoño nuestro camino. Pasamos junto a “El abuelo“, un viejo castaño al que algunos otorgan cientos de años.

Llegamos a la famosa “Curva del coño”, esa en la que los que andamos este camino por primera vez exclamamos un ¡Coño! al encontramos de frente las impresionantes caras norte de la Alcazaba y el Mulhacén. Nos paramos y disfrutamos el momento. Es una estampa preciosa que hay que retener.

Maravillados por el telón de fondo que la naturaleza nos ha pintado seguimos ascendiendo. Las arboledas cada vez son más escasas. Llegamos a las ruinas de las minas de Probadora y la Estrella, a mí más bien me parecen ruinas de cortijos. Justo después cruzamos el barranco de Guarnón por un puente. Una maravilla, el paisaje me transporta a otras latitudes.

Finalmente la vereda se acaba. Desayunamos junto al río. Lo cruzamos con alguna dificultad, pues el puente que debiera existir ha desaparecido arrastrado por alguna crecida. Ascendemos por una estrecha senda que gana desnivel a lo bestia. No queremos volver por la vereda, por lo que tomamos esta alternativa para el retorno. A pesar de que el corazón se acelera con lo exigente de la subida, el esfuerzo es compensado con las vistas que vamos ganando. En cualquier caso la senda pronto se suaviza y empieza a llanear, muchas veces casi colgada de la ladera. El Genil queda ahora a nuestros pies.

Un joven suizo, Jonas, se une a nuestra caminata. Al principio parece algo asustado, pues no tiene muy claro que ese sea el camino correcto para volver al barranco de San Juan. Es la primera vez que pasamos por aquí pero estamos seguros de que es el camino bueno. A partir de ahí Dani deja de hablarmos y se centra en su conversación en inglés con el nuevo compañero. Pasamos los refugios del Aceral y de la Cucaracha, ambos ocupados por gente que más bien parece que han subido a pasar la noche de juerga. Comemos.

Descendemos la famosa “Cuesta de los Presidiarios”. Una larga bajada que nos lleva hasta un puente que nos permite salvar de nuevo el Genil. Volvemos a la Vereda de la Estrella, saludamos de nuevo al “Abuelo”. Termina el camino y con él la jornada de montaña. Dejamos a nuestro amigo suizo en su furgoneta-hotel. Nosotros hacemos una parada técnica en la antigua Estación de Maitena para charlar de lo vivido. Da gusto salir a la sierra con gente que sabe valorarla, que disfruta con ella.

Es que está guapa la vereda… es un recorrido impresionante bajo la atenta mirada del rey y la reina…
La lástima es que casi siempre que me toca recorrerla llevo un armario de 25 kilos a las costillas y los pies reventados de las botas rígidas y por eso no la disfuto tanto.
Un abrazo Jordi. Sigue poniendo cosicas, que se agradece la calidad 🙂
Muy bonita La Vereda sí. A decir verdad me gustó más la vuelta por arriba y posterior bajada por la cuesta de los presidiarios, pero sin duda que disfrutamos todo el trayecto. Espero algún día, cuando sea mayor hacer como tú y usar esa vereda para acercarme hasta los pies de los gigantes de esta sierra para después ascender hasta ellos.
Qué fotazaaaas!!! Estuve también por allí este otoño y me traje todos esos colores en la retina (y también unos cientos de fotos 😉 ). Me han gustado mucho tus rutas… sólo echo en falta alguna por las sierras murcianas, anímate a descubrirlas, ya verás como no te defraudan… Saludos!
Pues mira que tengo buenos conocidos murcianos, pero no me invitan a ver sus sierras (jejejje).
En cuanto pueda las pisaré, ahora mi problema es el tiempo, no tengo tiempo para nada, ni para los que más me gusta que esto de la montaña.
Un saludo!!
Hola Jordi, que buenas fotos sacastes!, un gustazo para la vista. Ya me comentaste en su día que habías tenido nubes, y por lo visto las aprovechaste de maravilla. ¿Te hacen unos ‘lavaderos’ para este mayo? Saludos!